Mezquindad y desprecio
Fecha: 2024-06-18 10:17:32
OPINIÓN: Como cliente de un conocido supermercado ubicado sobre la calle Tte. Herrero esquina Iturbe, las veces que iba me encontraba con dos señoras y un chico de unos 10 años, que vendían Bingo en el estacionamiento, privado, por cierto, ubicado frente al acceso del local comercial. Imagen ilustrativa.

Por alguna razón que no viene al caso comentar, dejé de acudir un tiempo, hasta que desde hace varios días lo he vuelto a hacer. Como era ya una costumbre, el chico, al verme llegar, se me acercaba con un cartón de uno los bingos que vendía, y por supuesto, se lo compraba, con la promesa de parte mía, de que si llegaba a ganar, lo que fuere, el 20% sería para él.

Desde el primer día en que recuperé la rutina de ir a realizar las compras en dicho local, me llamó la atención la ausencia de esas personas, aunque la primera vez pensé que sería por alguna razón particular, un problema familiar, tal vez, pero no, las veces que iba, esas personas ya no estaban.

Y fue ayer lunes 17 de junio, cuando fui acompañado de una persona, a quién le manifesté mi extrañeza sobre la ausencia de las mismas, y allí me cuenta, que él o los responsables del supermercado, de capital asunceno, les echaron del lugar prohibiéndoles la entrada, algo que está mal por la actitud mezquina y despreciativa hacia personas humildes y trabajadoras, pero con todo el derecho de poder hacerlo por ser un estacionamiento privado en el cual se pueden reservar el derecho de admisión.

Aún así, con todo el derecho del mundo de echar, correr, prohibir o admitir el acceso al local, me gustaría preguntarles, ¿qué daño ocasionan esas personas por el sólo hecho de estar vendiendo cartones de bingo para ganarse el pan de cada día?, ¿a quién o a quiénes molestan?, ¿acaso se ve afectado el volumen de ventas del supermercado?, recordando que venden únicamente bingo, y no panificados, frutas, verduras, enlatados, bebidas, productos cárnicos etc.

No sean mezquinos ni desprecien al ser humano tan solo por su condición humilde o económicamente desfavorable, aprendan el significado de la palabra empatía y pónganla en práctica, estoy seguro, de que actuando de esa manera, se van a sentir más reconfortados, más humanos, humanidad esta que el patrón, no importa quien sea, al parecer no posee, por ser, tal vez, fiel devoto del “poderoso caballero don dinero”, que al final del camino no lo acompañará hasta la tumba en donde ni siquiera su mejor zapato llevará.

Alejo A. Mendieta Ch.



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