La acción de la C.A.F.E. en el Amambay. Inversión inútil (Final)
Fecha: 2024-03-14 08:16:43
PEDRO JUAN CABALLERO DE ANTAÑO. En esta parte final del capítulo, en su libro “Semblanza de la Antigua Punta Porã”, el periodista y escritor Romildo Moreira Villanueva, escribe:

La quiebra de la Cafetalera Paraguaya S.A., establecida en “Rincón de Julio”, llevó más tiempo que su homóloga CAFE en se materializada. Aunque en menores proporciones, los daños de orden económico y financiero del grupo paraguayo fueron de tal magnitud que resultaron inútiles los esfuerzos de sus directivos para revertir la situación. Por obra y gracia se la siempre impredecible Naturaleza, un total de 400 mil planta de café en etapa de floración fueron quemadas en una sola noche a consecuencia de una gran helada y una temperatura que descendió hasta los 7 grados bajo cero, en julio de 1970.

Cabe observar que, contrariamente a lo que había sucedido en “Chirigüelo” con la CAFE bajo orientación de Mr. Johnson, tanto en “Rincón de Julio” como en “Nueva Virginia” los cafetaleros paraguayos recurrieron a una tecnología de punta para contrarrestar los efectos de otra helada que pudiera registrarse en la zona por aquel entonces.

Mediante una inversión en el orden de los US$ 1 millón, la Cafetalera Paraguaya S.A., implementó en sus dominios un sistema de irrigación artificial por aspersión, alimentado por un reservorio con capacidad suficiente para cubrir un área con más de 250 mil plantas de café. Una sola persona podía accionar el comando del moderno sistema y todo el importante complejo agrícola estaría a salvo de cualquier eventualidad.

Esto, en tesis; porque, en la práctica, ocurrió todo lo contrario. En el momento crucial de la operación, el personal encargado de accionar el sistema de riego comprobó, horrorizado, que de los cientos de kilómetros estratégicamente colocados no salía una sola gota de agua: el precioso liquido se había congelado por efecto de la bajísima temperatura reinante en aquellas horas de la madrugada en toda la región de frontera.

 Los primeros rayos solares de aquella esplendente mañana de julio de 1970 pusieron al descubierto el paisaje propio de los Alpes suizos, italianos o franceses: hasta donde acababa la vista, una blanca y densa capa de hielo cubría la extensión del área sembrada con millares de cafetos, en plena etapa de floración.

Estaba, así, definitivamente enterrado el sueño de transformar este país Corazón de América en otro gran productor de café en el mundo, tal como Brasil, Colombia, México, Venezuela, las Antillas, las Repúblicas de Centro América y Angola.

Todo quedó en eso mismo: ¡Sueño!

N de la R: Aún así, sin que se produjera una sola bolsa de café en el país, un, hoy próspero y respetado empresario, el más rico del Paraguay, dueño de varias empresas importadoras y exportadoras, distribuidoras, representaciones, cadena de supermercados, múltiples medios de comunicación etc., exportó en la época millones de bolsas de “Café Paraguayo”, sembrado, cosechado y embolsado en Brasil, e ingresado de contrabando al país. Lo mismo ocurrió y continúa ocurriendo con la soja, pero esa ya es otra historia.



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